4.3.15

El Mundo del Revés

Vivimos en una situación-mundo en el que hemos perdido las bases reales de nuestra existencia. Tenemos una educación que no concuerda con la realidad y una realidad que está totalmente desfasada con lo verdadero.

Aprendimos que la base y fuente de nuestro sustento e inspiración es la El sistema-hogar del cual provenimos se llama Tierra: es y fue la base de esta civilización y de todas la que nos antecedieron.
De esta frágil, pero abundante madre de ecosistemas nacieron tod@s l@s grandes profetas, sant@s, científicos, líderes, filosof@s, legisladores, mártires, poetas, arquitect@s, artistas, y millones de millones de trabajadores y trabajadoras que moldearon el mundo en el cual vivimos. Sin embargo, desde la revolución agrícola (10.000 años), la revolución científica (500 años), el capitalismo (400 años), la revolución industrial (250 años), la revolución francesa (220 años), el socialismo (150 años), el marketing moderno (100 años), la obsolescencia programada (85 años), y la reciente revolución informática (35 años), han transformado tanto a nuestro planeta, como alterado nuestra concepción de quiénes somos y porqué existimos.

Sin siquiera mencionar ninguna vertiente espiritual o religiosa en esta simplificación excesiva, estos cambios han mutado una especia humana mucho más antropocéntrica, individualista y consumista. Tampoco hago mucho hincapié al materialismo que algunos sociólogos atribuyen a nuestra sociedad—a pesar de ser una filosofía más antigua que los griegos—porque ya hemos inclusive superado esa etapa: hoy vivimos en el virtualismo—la inmaterialización de la cotidaniedad.

Tenemos carpetas virtuales, libros digitales, ventanas virtuales, oficinas virtuales, gobiernos electrónicos, equipos de trabajo, amigos e inclusive mascotas virtuales. Todos tus deseos al alcance de un click, con una tarjeta de plástico y tira magnética podés adquirir cualquier experiencia que a tu incurable locura se te ocurra. O al menos eso es lo que nos quieren hacer creer: vivimos en las nubes.

Y dentro de esas nubes de confusión, la maquinaria analiza todos tus hábitos, ideas, amistades, consumo, tendencias políticas y capacidad de organización. La nube es en realidad una neblina, que simula conectarnos, pero en realidad nos aísla; nos dificulta ver la realidad porque nuestros recursos más preciados-el tiempo y la atención—están constantemente bombardeados. ¿Cuál es tu estado?

Atolondrado, por clips y tweets; hipnotizado, aquí seguinos que te gusta.


Actualizá YA! Descargá YA!
La última versión de ser papá,
cortinas de humo, es muy oportuno,
que tus hijos inhalen sin tramos
de segunda mano:
en una un biberón,
en la otra un iphone.

La brecha digital se aflaca, pero la brecha social se ensancha;
te duplicamos cada año tu espacio en las nubes, pero aquí abajo te desalojamos de tu tierra; desfragmentamos tu disco duro para poder procesar más rápido, que lentamente el proceso de fragmenación de la tierra y la sociedad va ablandando nuestra capacidad organizativa. La Tierra no se puede formatear del virus que nosotros. ¿Será?

La Tierra se puede regenerar si cambiamos el chip que tenemos implantado, urge replantearnos, urge plantar semillas de transición. Es status quo—el continuismo—ya no puede continuar.
El modelo imperante otorga la mayor parte del poder (y su veneración) a lo económico. Una economía con delirio de superioridad ante lo social y ambiental.  
La regla del juego, como buen gen cancerígeno, es CRECER a costa de su sustente: la gente y la Naturaleza. Hasta que no cambiemos estas reglas miopes, por unas más inclusivas e integrales—centrados en las múltiples dimensiones del ser humano—los indicadores del “progreso” nos llevaran indefectiblemente por los remolinos asfixiantes de las crisis hasta la autodestrucción.

¡Paremos de sufrir, hermano! Cambiemos de chip, cambiemos de plan...es más, apaguemos de vez en cuando el vibra-phone. Vamos recalculando el destino al cual nos dirigimos. Se ha perdido su conexión, intente nuevamente, hay un fallo en el sistema.

Busquemos la reconexión, pero con uno mismo, hacia los verdaderos valores que dan sentidos a nuestra existencia. Quizás haya que desbloquear, reprogramar y hackear nuestra vida para modificar el sistema. Reiniciemos la sesión de nuestra re-educación: desaprender para reaprender. Esto va en serio: la vida tiene que ser divertida.
Ojalá esta nota no sea simplemente compartida, sino aprehendida, digerida, tomada como un reto en nuestra vida, nuestra generación muy jodida. Hay gente que la tiene muy clara a película; hablemos de ellos, hablemos con ellos. Organicemos más eventos offline en donde actuemos de co-guionistas, en vez de pasivos espectadores de noticias.

Nuestro cerebro es la computadora más maravisteriosa,
Nuestra mente el software más veloz,
Nuestra creatividad la plataforma más versátil,
Nuestra garganta un profundo altavoz,
Intercambiemos información, llevémoslo a la acción,
Unamos y utilicemos nuestras hábiles manos,
que son impresoras en 3D,
Se puede dar vuelta otra vez,
la tortilla machacada,
De este mundo al revés.